29 de diciembre de 2011

Mientras, en el micro.

Volvía de una noche linda muy fría, lugar lejos, nuevos conocidos. Estabas vos, oobviamente.
Tenía que volver para clavarme doce horas en mi trabajo (en aquel entonces) al pedo, vísperas de la
puta Navidad a la que todos sobrevaloran de manera exagerada, sea por costumbre, sea por gusto, sea por estupidez
Me subí a ese micro de siempre, el que te lleva a encontrarte conmigo tantas mañanas en el centro, cuando a los pocos metros suben.
Subieron
Se sentaron delante mío
Qué asco
Gente de mierda
Negros y negras del baile, los tipos con la grasa que les chorreaba del pelo, las minas semidesnudas y con la cara de haber chupado pijas durante toda la noche.
Escuchaban esa música que ELLOS reconocen como música, gritaban incoherencias que yo no distinguía a través de mis auriculares y el sueño, mucho y tanto sueño, había dormido tres horas nomás.
Negras de alma, putas con todas las letras, pelirrojas, oleosas, desnudas sin frío, asquerosas y repulsivas a la vista
Me miraban raro cuando notaron que el volumen de la música lo subí a todo lo que daba, y seguramente hablaban de eso; yo lo noté
Pero fue ese sentimiento repulsivo, ganas de agarrarlas por las mechas teñidas y grasientas y tirarlas al piso, recagarlas a trompadas y regalarles una bombacha a cada una.
Y esto que estoy diciendo no es ni la mitad de lo que llegué a pensar ese 24 a las 6 de la mañana
Hubiese querido quedarme para seguir mirándolos con asco
Tenía ganas de pelear
Pero el viaje termina
La vida comienza
Y ellos? Ellos van a seguir siendo repulsivos para la gente que tenga dos dedos de frente
Y ellas? Ellas van a seguir chupando pijas por las noches hasta quedar embarazadas, cobrar un plan sin laburar y que a sus hijos e hijas los críen sus abuelos y abuelas o Barney o quién sea para que el círculo se repita
Aunque esto no se aplica solo a ellos eh
Nadie está a salvo de la mirada del Ojo que Todo lo Ve
Absolutamente nadie
Simplemente no se jactan de ello