7 de enero de 2015

Yo extraño

Lamer
¿sus botas, Señor?
Con gusto. Déjeme
arrastrarme.  Sentir
el piso frío
las baldosas contra mis pechos.
Atar
¿mis manos, Señor?
Venga. Asegúrese
de que me quemen
las muñecas;
úseme de cenicero
de mascota
de mucama
de cliché.
Vendar
¿mi sentido común, Señor?
Soltar la racionalidad
tan irracional
como los juegos mismos
tragarme a sus hijos
aquellos que jamás
verán la luz
y mucho más.
Sentir
¿sus manos, Señor?
No sea necio
no van a evitar que yo
salte al vacío
mientras todo sea un juego
y yo no pueda
sentir algo real
mientras Usted tampoco lo sienta.
Discúlpeme, Señor.
Es que me da terror querer a la gente
sentir me da terror.