3 de enero de 2015

Llego tarde

El clima se encuentra ciclotímico. Combina con mi bulsa. Y yo llego tarde.
A todos lados.
Cuando inauguraron el barco que se hundió y sus náufragos desaparecieron en el estómago de los tiburones. La esperanza.
Aquella vez que un tren se fue, o un subte o un colectivo, en paradas y estaciones mugrientas, anhelando la última vez. Ya da igual qué sea.
A ninguna sesión de las pocas que tuve en mi vida osé llegar tarde. Siempre necesité de los golpes para la calma del abrazo y abrasión.
Llegué tarde a la heladería y sólo quedaban vainilla y leche.
No pude arribar a tiempo desde que me dijeron que ya no querían verme. Y eso pasó desde siempre y pasará por siempre.
Llegué muy tarde a las oportunidades que me hacen bien.
Llegué tarde para cambiar el rumbo de mi deseo.
A la calecita, ya estaba andando. Subí y me raspé las rodillas y las sienes. Y jamás alcancé la sortija.
Llegué demasiado tarde
para cambiar ya el cómo siento
cómo amo
cómo odio
inclusive como cojo.
Llegué tarde para saberme hermosa antes de precipitarme a un vacío de átomos inconexos.
Es tarde para que crea que realmente tengo una vida y puedo torcerla a mi manera.