29 de noviembre de 2014

Perdida; vida de mar.

Me había subido a un globo aerostático
que volaba lleno de
pedos y sueños y alientos vodka;
yo solía volar
tan alto cuando el sol
me derretía
tan bajo chocando las copas
de los árboles de champagne
listos para bindar
las mentiras del satélite.
Yo volaba con los ojos
a medio cerrar
en tonos violeta
en flores azul
no había salvavidas
viajaba sola.
Ahora bien
convertirse en un ancla
y así la vida del mar corroe
los vuelos los viajes
las camas que levitan
las diversiones de la fantasía
un vuelo que jamás
existió. O ya ni recuerdo.