8 de marzo de 2015

Princesa.

Mi nombre no importa
sólo sé que quiero ser
una princesa.
Ducharme en brillos
ciegos
y nunca bajar del pedestal.
Soy una princesa
a pesar de las heridas.
Goteo zafiros cada vez
que me raspo las rodillas
en asuntos indecentes
de cachorra desobediente.
Soy una princesa
que desea
expiación.
Me coloco en posición
(la cuatro es mi favorita)
y que el ritual caníbal
comience.
Y a pesar de ser una princesa
(¿por qué no, una reina?)
te escapás de mi cabeza
y te volvés palabra
texto y moretón.
A los pies
en la cima del mundo
al borde de la pila de huesos
de cabezas que pedí para mí.
Soy una princesa
la más hermosa de todas.
Ojalá creyera eso cierto.