7 de septiembre de 2014

Un método diferente

wLos momentos inmóviles pensaron
Locuras y enfermedades
sentados en el diván
oyendo los tic-tac
de la vida que se les escurría entre las uñas
pintadas de brea
oh, sus ojos de diamante
sus muertes llenas de ecos
sus movimientos
paralizados en el dejo
de las memorias teñidas
de rock and roll y mentanfetaminas.
Los momentos inmóviles pensaron
poesías y colores
acostados en el asfalto
amordazados de deseo
mutilados de sentir
mármol y sepulturas de crayón
recuerdos de la infancia la
falsa alegría
de saberse incompletos alguna vez.
Los momentos inmóviles pensaron
cuentos y golosinas
aberrantes placeres
como el creer y sentirse uno
sin fraccionarse
sin estupidizarse ni fumar
las penas
tomar los licores
maniatar la esperanza.
Los momentos inmóviles pensaron
en ser exquisitos
érase una vez.

(Superando dualismos ridículos noté mi completitud, cuarto creciente de testigo, llaves rotas pájaros muertos al borde del abismo, presionando al dulce que se desprende del cuello. Mirar al punto fijo a la nada me impone ser y asumir lo que le otorgo al Edipo.
¡Ayuda! Estoy empezando a creer.
Una vez más entre tantas otras)