Cuando salgo del nido
o a veces dentro de él
(cuando cumplo Sus mandatos)
siento lo que debo ser
me siento como casi siempre
quise.
Entrando y saliendo de
laberintos lujuriosos
sesiones viciadas
maquillajes corridos
sin dejar de ser
yo
(Él jamás permite que me olvide de eso)
pues de a retazos me formé
renunciando investiduras
duelando las cicatrices.
Ya no se nota tanto
la música cambia
y mi color de piel también
(Amo quiere que tenga, un color)
se vuelve mi comodín
a la espera de obtener
de forma oficial
de ser totalmente
suya
manteniendo la calma y
sometiendo mi servicio
a Sus órdenes
y saber que no me pertenezco
que me entrego
y me hace feliz.
Una vez en mucho tiempo
al fin un poco de luz que dura
no una vela.
Una linterna.
26 de febrero de 2015
Él está en todos lados
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