10 de febrero de 2015

ACV

Porque el cielo sangraba
y hacía calor
abrí mi cabeza
vi los álbumes que
recopilaban fotogramas
mechones de pelo
momentos cortos como un gif
perfumes salvajes
mañanas heladas de sol plateado.
Abrí la cabeza
el despliegue de la juventud
tan finita
el latido de mis ojos
y millones maneras de morirme
por cierto, todas fallaron
al menos en lo que compete a la carne.
Quise saberme imposible
por aquel entonces
hace tantos milenios luz ya
se encuentran lejos
las razones que alguna vez
fueron mi motivo para continuar.
Abrí la cabeza
la hemorragia no tardó en llegar
fue un mareo
un par de lágrimas
y a suturar.
Cuando me desperté
seguí viendo al cielo sangrar
y el calor pegoteaba
mi pelo y mis ojos
volví a acostarme
y cerré
volviendo al coma
la bella sensación de la anestesia.

El Carnaval

Pude subirme a los confines más enfermos
contra la pared o de rodillas
y elevarme
expiar y sentir
el dolor que quemaba, apenas.
Hoy me siento tan mal conmigo
que ninguna quemadura
es suficiente
tampoco descarga eléctrica
o una caricia en el pelo.
Es que viví el Carnaval
es que tuve que volver al cuadrado
a la lejanía
a lo miserable que debo pasar
aún.
Vivir de esa forma
no parece tan malo
cuando los días sólo
pasan.