8 de julio de 2014

Si no es un trastorno es una angustia
Y de esas heavies que apestan a humo
Se queda en el pelo y enreda en la garganta, ciñiéndose y cortando
El aire y los tactos
Flotar y no abrazarse. Desaprobar los retos de la vida. Nada está bien nada se supone que es como debe ser.
Es una presión intracraneana que devuelven las ganas de encontrarse in utero. Y nada despreciar todo dejarlo ir.
Nunca supe si me desgarraba en el sueño o simplemente lloraba en silencio, el rostro seco, el cuello transpirado, los ovarios pasándome factura.
Y así cae. Leyendo mensajes que no existen y atendiendo llamadas cuando del otro lado cansados de esperar, cuelgan. Los relojes aún corren y la apóptosis es inevitable. Clowns y mimos, magos y contorsionistas, todos para mí, olvidando el amor y perdiendo la identidad de todo aquel a quien llegue a amar. Se vuelven masas amorfas y monstruos a mi gusto derribando la individualidad y la memoria, tergiversando el recuerdo y la reconstrucción, compartiéndose momentos sin bloquear los compartimientos que se supone pertenecen a cada uno.
¿Qué más da? ¿Si todo aquel se va o la situación se reduce a un fetiche y una buena compañia?
C'mon. I'm already old for all that kind of shit.
Así que