12 de octubre de 2014

Dividida

Yo estaba borracha
no, más bien ebria de sentimiento. Te incitaron yo fui
me subí al taxi de mi "para siempre"
y torpe y tambaleante
según lo poco que recuerdo
quisiste que esté bien y cómoda. Una princesa en un colchón prestado (nada fuera de lo común)
aunque me hayas confesado tus
intenciones nefastas cuando tu carne no estaba presente.
Y yo dije que sí. Jamás supe decir que no pero
no quise negarte
no quise ser aun más
o menos
ya olvidé cuál era el hilo que estaba siguiendo; es que hay tantos divididos por ahí.  Tanta música tanta acústica por sonar.
Fuiste mío en ese instante como yo me comprometí a serlo. Eso tuyo me pertenece, no será de nadie más,  Linterna dueña única de un estado ya perdido en diccionarios quemados. Linterna dueña única de la Espada.
Conciencia y negación; creí mantener la salud
procuramos mantener la salud de cada uno, quizás por los mismos motivos, quizás por razones diferentes. Quizás el amor propio o la simple negativa.
Y ahora vuelvo
y un impulso se instaura y exige
acortar las distancias de los hilos divididos
de los ciegos saltando la soga
de los flacos que esperan durante la noche a ver qué es lo que va a pasar;
pero es el amor propio
un poco de autoconservación
ante una mujer caída de la gracia
ante un hombres lleno de deseo, que canta sueco, que me hace bien.
Divididos todos los caminos, sin posibilidad de desandar, ni de darme la paz de unas flores, ni de aclarar u oscurecer, capricho que me perturba y me divide.
¿Acaso no es todo cuestión de dividir?
Ya me cansa ser la dicotomía
poseer una "para siempre"
sin jamás ser el "para siempre" ni constituir el retorno. Nada implica regresos a mi ser, a mi cerebro, a mi carne desmembrada.
Nadie quiere a alguien tan dividido ya.