22 de septiembre de 2014

Primavera

El Desastre finalmente llegó.  Recibido con bombos y platillos, alaridos, lluvias de sal.
El Desastre se vio bienvenido. No piensa irse, no jamás.
De lo único que hacen ganas es de desaparecer entre las sábanas y disparar hasta que se extinga el sol. Soberano molesto.
Dolores de mujer. Silencios obligados. Y falta de pastillas inundada en miedo que se ve como cobardía.
Puntos suspensivos y a morir.