14 de marzo de 2014

"Agua que no has de beber...

Dame cinco minutos más de ayer, y hago magia. Dame todo lo que quieras darme, pero no me dejés caer. Ni un superhéroe, sólo quería bautizarme ante tus ojos, y tu nariz, y tus manos y tu pija. Pero absolutamente nada tiene sentido y nadie vale la pena, no contaba ningún postor solo era un regalo, y el hecho de llenar mi ser de Nada me llevó a olvidar qué se siente ser. Me quedaron tantas palabras en la garganta, de esas que nunca van a salir, junto con los hijos que nunca vas a tener, esos que se quedaron en las paredes de mi estómago; tantas fotos que nunca van a revelarse, al lado de las profanas que envié y las que vos me sacaste en un momento de pura paz; me guardo las caricias y los desprecios, los mates y todo el bienestar de un tiempo ínfimo e inexistente a esta altura. El camino está lejos, es un nuevo día y ayer se fue, como el mañana que nunca será, es hoy, jamás vas a ser vos. El insulto y la guerra y la lírica insoportable. Los altibajos son imposibles de evitar y ya drené lo que debía y por demás, lloré y puteé y me maldije acompañada de mi mamá, de mi papá, mis abuelos y bisabuelos y tatarabuelos y toda esa mierda que precede. El tiempo de amputar la gangrena, soy lo que queda de mí pero sigo siendo; soy de una pieza y siempre, hay formas de regenerar y mutar y ser. La hora de volver al Todo, siendo el Todo, y la Nada. Nunca fui tan fuerte ni tan hermosa como lo soy en este momento. Y te extraño y te quiero y espero que sepas.
El centro de canela se disolvio casi por completo y el escozor de la amargura no tarda en hacerse notar, la picazon de la garganta y la miel que desprenden tus labios cada vez que te recuerdo sonriendo.
Cada fibra de color la atesoro con los perfumes. Y las caricias. Y el frio colandose en la camisa.
Adios.

... dejala correr"