Bitácora del Veintinueve de Agosto

Nada de terapia nada de
Esperanza
El Hiroshima de tu vida
Sobrevienen la depresión el pánico
a caer en el Infierno de Tomino
Vomitando esquirlas de vidrio llorando tintas de calamar rosado
Esconderse no sirve cuando todos me miran del otro lado del espejo
Al Borde
Anulando los hilos que me sostienen con el verde y con la gente
Mis amigos los únicos que valen la pena
Pánico de no encontrarlos en el Infierno conmigo
Es hora de desterrar los recuerdos. Los más locos y los más bellos. Ninguno está cuerdo acá abajo.
Mil grullas y una vez más el Desastre.

Zero one more time

Nunca debí haber emprendido el retorno aún sabiendo lo que eso conllevaba. Hoy me enfermo y maldigo lo que nos rige. Lo que nos sobredetermina. Me lleno de sal y una vez más parezco una viuda. Escucho afuera la tormenta después de herir susceptibilidades profundas empleando todo el egoísmo que soy capaz. Una vez y otra vez. Me desgarro la garganta en silencio cuando la lluvia cae emanando tormentos lamentando futuros enterrando ilusiones.
Ya no veo luces ni matices. El negro se cierne y sólo pienso en el futuro resignado. El negro me come la piel. Negro veneno.
Nada tiene sentido o vale la pena o simplemente debe suceder.
Ya no soporto esto. Y el desastre empieza a golpear.

Unchained

No sé qué te hacés el ofendido
¿Qué respuestas pensás encontrar en alguien que está enfermo? Y hace años
No pretendas que construya algo productivo
O que de hecho piense que algo puede tener sentido o meta ficha o tenga fe
Sabes que jamás va a ser así
Y que me encamino a morirme joven. Antes que vos.
No pretendas que algo hermoso salga de mí.
De mis palabras.
De mi desnudez.
Porque eso no existe en modo alguno
La hermosura en mi ser
Sólo encuentro pantanos estériles
Y compulsiones repetitivas de forma constante sin saber de donde salen y conociendo desde ya su fin
El verdadero preludio al desastre a frenar antes de que sea demasiado tarde
Aunque la rueda ya gira desde siempre
Y esta vez los minutos están contados

No otra vez

Pinta el bajón y se pincelea la mañana
Se activa el radar paranoia y las culpas que laten bajo la piel. Nunca duermen.
Se viene el frío y el dolor y la eventual somnolencia que se tiñe de color alcohol
Todo se va reduciendo de a poco a vos.
No podría dejarte solo. Pero no pienso quedarme mirando tampoco.

Dulce la enfermedad hasta que es muy tarde

Dulce revelación dulce rendición
Dulce la redención y dulces sus hijos
Dulce su voz y hiel sus escupitajos
Dulce el cielo morado de sus ojos, dulce la violencia dulce la vorágine
Dulce el consenso y el pensar en sus dedos marcados en mi mapa
Dulce la anarquía de su pelo y sus labios conservadores que expulsan insultos en tono de radio
Dulce su presencia y dulce la sordera que me dejó en la sien
Magulladuras dulces y colores que mutan del negro al verde y piden más dulce
Dulce amarte amante golpeado(r)
Dulce amarte de forma obsesiva
Dulce el deseo de morir en tus manos

Previa a la derivación al Psicoanalista

Infectando mariposas
Pensamientos enojados
Burbujas de sal
En pleno aire tóxico
Rodeados de paredes y frío
Enajenados
Enfermos de sustancia
Olvidando por qué estamos acá
Por qué me duele tanto querer
Será que no es para mi pero
Alguien tiene que hacerlo.  No?

Por sobre todo, la locura de vivir.

Por sobre todo la locura. Jurarle amor eterno a la noche que desaparece y siempre es otra jamás vuelve.
Desvivirse desangrarse el absurdo intenta hacerse valer en estos días llenos de violencia y hambre. De carne de hijos de abortos de ídolos de plata de esperanza de muerte.
En búsqueda del País de las Maravillas. El Wonderland V.I.P para cada uno. Encerrándonos en el ensueño sin querer dormir, riendo siempre, descartando todos los relojes y todas las brújulas que nos enseñan a llevar antes de nacer.
Complaciendo, no interfiriendo. Siempre extrañando como loca. Enfermándome, encontrando nuevos puntos en el mapa de mi semblante. Estoy segura de que no soy la única que se siente así.
Y nunca finalmente saber que la poesía es una de las únicas salidas, escribir e inmortalizar dolores y transmitir el veneno para que aprendan a pensar; nunca se esfuma ningún vestigio de ego.
Por sobre todo, la locura de vivir.

Ya nada es igual.

Prepararme para el acto. Alistar las frutillas y los mechones de pelo y los chocolates por promesas. Decepcionarme por tus decepcionantes intentos de ser hombre. Llegar vestida con una sonrisa agria que cruza mi cara, esperando el milagro, esperando que en la tierra de ensueño te acordases de mí. Saborear el egoísmo con cada intento de respirar ese aire viciado, repleto de estática, estática autista que no me motiva en absoluto. La torpeza del cansancio, del elixir, de tu lengua llena de dulce que pegotea cuello y apenas me hace sentir algo; hasta el mordisco. Pensar  "¿Qué mierda hago acá a fin de cuentas?" si sabía que las cosas podían terminar así,  en nada, cortando con la abstinencia y retomando la monotonía que no me duele, pero que confirma que yo no vivo realmente. La piel no alcanza, y del otro lado de vos no hay nada. Y es que a fin de cuentas te quiero. Pero no es suficiente.